Cuando Fracasas Socialmente – Dicen que las personas con Autismo suelen tener un alto nivel de sensación de fracaso. Desde pequeños, se espera de ellos que hagan las cosas como los demás, se comporten como los demás y sientas como los demás. Y lo que no podemos ser es exactamente eso, «ser como los demás» simplemente porque no lo somos.

En el ámbito laboral, en el amoroso, en el familiar, en el académico y en el social se espera de nosotros que sepamos adaptarnos a la forma de ver el mundo de los «normales». Incluso las personas más cercanas, y que más te conocen, caen en ocasiones en esta forma de pensar.
Hay personas que ocultan sus dificultades, intentan encajar, forzando al límite su «normalidad» para que no te vean como a un Alienígena. La mayoría de las veces fracasan en ello.
Por mi parte suelo autopresentarme como rara, tímida, introvertida y peculiar. Pongo las cartas sobre la mesa, y que sea lo que los dioses quieran. Es tener suerte con que la persona que tienes enfrente sepa entenderte, tenga paciencia o simplemente encajes con ella y su forma de ver las relaciones. Y eso no es fácil.
El 99% de las veces fracasamos socialmente. Y siempre, siempre, nos culparemos por ello. Porque los raritos, peculiares, o aliens somos nosotros. Que no hayamos visto que una relación social iba por mal camino, que no hayamos visto que respondíamos inadecuadamente, que no hayamos podido explicar nuestro modo de ver las cosas, es culpa solo nuestra. Que nuestro esfuerzo sea el doble, no se valora, solo se valora el resultado.
El fracaso social es acumulativo, cuanta más experiencia negativa acumulas, más te encierras en ti mismo. Más te culpas por ser como eres. Y más te alejas de cualquier experiencia social.
A mí personalmente el fracaso social es uno de los problemas que más me ha afectado en la vida. Ni el económico, ni el amoroso, ni en el laboral, me han afectado emocionalmente demasiado o en gran medida. En esos ámbitos puede que haya tenido buena suerte, y encontrado gente con la que ha merecido la pena seguir mi camino.
Hay un término que he leído mucho usado en estos casos «indefensión aprendida«
«Es como sentirse un inútil para hacer cosas que al resto parecen resultares extremadamente fáciles, esta sensación mina de forma sostenida la autoestima de la persona, la hace considerarse inferior, realmente incapaz de hacer cosas sencillas»
Se pierde la motivación, las ganas, y cualquier intento futuro de iniciar cualquier actividad social, por lo que se pierden recursos aprendidos poco a poco, y el bucle nos hunde en la sensación de fracaso más absoluto.
En las terapias actuales se ayuda a los niños a manejar su sensación y capacidad de fracasar. A mi hijo, por ejemplo, le hacían perder al parchís para que manejara esa sensación cuando era pequeño. Y cuanto más crece, más ejemplos se le dan para que maneje y solucione. Pero tarde o temprano esa sensación llegará. Y cuanto más herramientas tenga para sobreponerse a ella, mejor.
Para los que crecimos con esa sensación solo nos queda reponernos una y otra vez. Ser conscientes y no dejarnos llevar por sentimientos negativos o depresivos, comunes en estos casos.
A veces, no somos solitarios por gusto, o por elección, sino por alejarnos de ese final de profundo fracaso personal que inevitablemente llega queriendo ser como los otros quieren que seamos.